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RELIEVE DEL TERRITORIO ARGENTINO

El territorio de la Argentina presenta distintas formas de relieve que se observan en los paisajes. Esta secuencia didáctica propone actividades para que los alumnos conozcan estos relieves y cómo las sociedades los aprovechan para realizar diversas actividades económicas.

El derecho al trabajo en la Argentina

Secuencia didáctica que tiene por objetivo que los alumnos conozcan la legislación argentina al respecto, analicen los cambios en las normas a lo largo de la historia y estudien un caso reciente de conflicto.

 LINK 👉 Secuencia didáctica- El derecho al trabajo en la Argentina

CUENTOS PARA IMAGINAR. NORMA ALEANDRO

Norma Alejandro - Canal paka paka.

Las medias de los flamencos. Del libro Cuentos de la selva de  Horacio Quiroga. 


     Pobre lobo. Ema Wolf


 Rojo, Del libro Sucedió en colores de Liliana Bodoc


Una maripisa risa que riza de Cristina Ramos.


Cuento que se vuelve a contar, de Javier Villafañe.


Sacá la lengua, de Iris Rivera


Todo cabe en un jarrito de Laura Devetach.


El árbol de las varitas mágicas de Ricardo Mariño.

Los siete saberes necesarios para la educación del futuro. Morin, Edgar . Unesco.


Edgar Morin propone una reforma del pensamiento.
El filósofo y sociólogo francés participó en ciclo de conferencias "La Educación que queremos"
Edgar Morin pronunció "Los siete saberes necesarios  para la educación de futuro", dentro del ciclo de conferencias, organizado por la Fundación Santillana.
Para el filósofo, sociólogo e investigador, una reforma de la educación pasa por una reforma del pensamiento.
Edgar Morin durante su intervención en este ciclo de conferencias.
"Los siete saberes necesarios para la educación de futuro" alude a su última obra, con la que Edgar Morin cierra el ciclo pedagógico que había iniciado en 1999 con dos libros, "La mente bien ordenada" y "Relacionar los conocimientos: el desafío del siglo XXI", trilogía que refleja las bases de su pensamiento sobre la educación.
Este investigador reflexiona sobre la inadecuación que existe entre nuestros conocimientos, que son cada vez más especializados y fragmentados, y los problemas a los que debemos enfrentarnos, que son cada vez más complejos y globales.
Según Morin, a este desajuste contribuye el sistema educativo con sus divisiones en Ciencias y Humanidades, con sus departamentos cerrados y sus disciplinas aisladas, con sus métodos que, desde la misma Primaria, tienden a aislar a los objetos de su entorno.
El autor de "El Método", aboga por una reforma en profundidad de la educación que tiene como núcleo fundamental una reforma del pensamiento. "Se trata de reemplazar un pensamiento que separa y reduce por otro que distingue y enlaza", explica. El modelo de esta reforma son las ciencias que, como la Ecología o la Astrofísica, trascienden los límites de las disciplinas y aportan esquemas cognitivos capaces de captar la complejidad de lo real.
La incertidumbre
La reforma del pensamiento constituye el eje de "Los siete saberes necesarios para la educación del futuro", pero el análisis se completa con el estudio detallado de otros "saberes necesarios", que constituyen fines de la educación y, al tiempo, temas en torno a los que articular las disciplinas: enseñar la condición humana, enseñar la identidad terrenal, enseñar a enfrentarse a las incertidumbres y enseñar la comprensión.
"La educación tiene que afrontar la incertidumbre. Se nos dan muchos conocimientos y datos como ciertos, pero tanto la ciencia como la vida nos enseñan que la incertidumbre es un elemento fundamental. De ahí que en el aprendizaje tengamos que jugar con lo incierto", afirma.
Para Morin, "enseñar la democracia y la ciudadanía terrestre son elementos básicos de una ética del género humano, cuyo imperativo central es salvar a la Humanidad realizándola".
No obstante, se cuestiona la necesidad de conocer la identidad humana: "Nuestra condición no se aprende en ningún sitio. Las ciencias están demasiado separadas entre sí. Un sociológo no ve lo que ocurre en el alma individual, y un psicólogo no ve la sociedad. Por tanto, hay que religar las disciplinas, al modo que nos inspiran las grandes novelas".
Morin apuesta por una enseñanza de la comprensión entre humanos desde el seno familiar y define al ser humano como "un ser interdependiente, responsable y solidario, que afronta los mismos peligros por pertenecer a la misma comunidad".
Fuente: Comunidad escolar. Periódico digital de información educativa.

Discurso del oso


Julio CortázarIlustraciones de Emilio Urberuaga.
Barcelona, Libros del Zorro Rojo/Buenos Aires, Editorial Alfaguara, 2009.




de Julio Cortázar por Marcela Carranza
“Yo vi siempre el mundo de una manera distinta, sentí siempre, que entre dos cosas que parecen perfectamente delimitadas y separadas, hay intersticios por los cuales, para mí al menos, pasaba, se colaba, un elemento, que no podía explicarse con leyes, que no podía explicarse con lógica, que no podía explicarse con la inteligencia razonante.”
Julio Cortázar

Si es posible escribir y leer las instrucciones para subir una escalera; para matar hormigas en Roma; o para llorar. Si un pelo puede ser perdido adrede en una cañería (previo hacerle un nudo para diferenciarlo del resto) para luego ser buscado por todo el sistema de desagüe de la ciudad. Si una familia es asidua visitante de los velorios de difuntos desconocidos (actividad que desempeñan con afán profesional). Si en casa de Jacinto hay un sillón para morirse que divierte macabramente a los niños y espanta a los mayores. Espejos en la Isla de Pascua que atrasan y adelantan. Excitantes metamorfosis de un diario. Gotas que se resisten a caer y gotas que se suicidan… Y ni hablemos de las historias de los cronopios, los famas y las esperanzas. Entonces no puede sorprendernos que una de esas historias delirantes se transforme en un libro para niños. Cortázar juega y ríe, y crea textos que parecen destinados a horadar toda clasificación; también, por qué no, las que se empeñan en poner edades a los lectores.
Pero la cuestión parece aún más sorprendente, porque “Discurso del oso” fue una historia escrita para niños por Cortázar en 1952 que recién diez años más tarde integraría su libro Historias de cronopios y de famas. De este modo un texto escrito para niños pasó a ser lectura de los adultos y cincuenta y seis años después “regresa” a su destinatario infantil original en esta edición con ilustraciones de Emilio Urberuaga.
Hablar de un libro ilustrado con texto de Cortázar invita a recordar otra obra del autor:Silvalandia (Buenos Aires, Editorial Argonauta, 1984). En este librito, difícil de conseguir hoy en las librerías argentinas, los textos cortazarianos dialogan con los dibujos de su amigo y tocayo: Julio Silva, autor por otra parte de la portada deHistorias de cronopios y de famas.
Si las criaturas de Silvalandia son coloridas y se divierten, también sin duda se divierten los artistas que las inventaron, con sus nombres y sus acciones, y se divierten quienes las miran y las leen. El lector convocado por ambos artistas es alguien “que franqueará sonriendo la frontera de Silvalandia donde los aduaneros son azules y no miran nunca las maletas, solamente los ojos y los labios” (*)
¿Cómo puede describirse Discurso del oso si no es en ese afán de divertirse, de pasarla bien y divertir a otros que parece recorrer buena parte de la obra de Cortázar?
El oso de Urberuaga es un oso rojo, intenso, recortado sobre un brillante fondo amarillo. Un oso que se afirma despreocupado y juguetón en su naturaleza imposible, onírica. Los colores contrastan, transmiten vitalidad y dinamismo; como el personaje del texto, gozoso habitante de las escondidas tuberías de una casa.

Si desde la primera frase el personaje se define a sí mismo como el oso de los caños de la casa, también es sin duda el oso de este libro a partir de las ilustraciones, ya que lo vemos transitar por el corte de página de la portada y apenas asomar su cabeza, enfrentado a otros dos personajes: un gato negro y un ratón blanco, sus compañeros de correrías, en la página de los créditos.

Soy el oso de los caños de la casa,…” Ya sabemos quién es, no hay nada que preguntar ni objetar. Los osos al parecer anidan en las cañerías, como habitan bosques y regiones polares. He aquí, incluso la explicación a esos misteriosos ruidos que por las noches agitan a quienes pretenden dormir en sus camas. Extraña y tierna metáfora surgida de la realidad más cotidiana y prosaica. Si los caños se ocultan en las paredes, un oso puede habitarlos y contemplar desde allí el mundo de las personas. La realidad no es sólo lo que queremos ver, hay en ella grietas que podemos descubrir, o lo que es mejor aún, dejarnos descubrir por ellas.
El oso que transita, contempla, disfruta y acaricia, no es sino un pequeño paréntesis que se abre en la rutina para dar lugar a la belleza, el misterio y el goce.
Siempre la misma casa, los mismos personajes que repiten sus rituales: la muchacha del tercero que grita que se ha quemado, pero no, es el oso que ha sacado su pata por la canilla. La cocinera Guillermina que se queja de que el aire tira mal, pero es el oso que gruñe a la altura del horno del segundo y los matrimonios que se agitan en sus camas y deploran la instalación de las tuberías. Si la repetición brinda lugar a la monotonía, también puede invitar al juego y la poesía. El discurso del oso que juega, también en el lenguaje.
Las ilustraciones de Urberuaga transmiten muy bien esa entrega al goce, al disfrute del oso, ágil, alegre, curioso que resbala por los caños, sube, baja, desafía las leyes de gravedad. Juego y sensualidad en el oso que contempla con paradójica lástima a esos seres tan torpes y grandes que no pueden andar por los caños.

La grandísima alegría de nadar en la cisterna picoteada de estrellas, una de las imágenes más sensoriales del texto, tiene su correlato en la ilustración, donde el rojo intenso del oso se sumerge en el azul del agua y del cielo salpicado por luces nocturnas.
La transformación del texto de Cortázar en un libro con imágenes permite además un efecto de lectura de lo más interesante. La frase extiende sus pausas en la contemplación de las ilustraciones a doble página y en ese necesario movimiento de dar vuelta la hoja. La lectura se torna morosa, detenida. De este modo la prosa poética de Cortázar se acentúa en el ritmo de lectura propio del libro de imágenes, aumentando el disfrute del lector. Como quien se deja acariciar sensualmente por imágenes y palabras.

Fuente: Imaginaria
                                          

EL TEXTO

Soy el oso de las
cañerías de la casa, subo
por los caños en las horas
de silencio, los tubos de
agua caliente, de la calefacción,
del aire fresco,
voy por los tubos de departamento
en departamento
y soy el oso que va por las
cañerías. Creo que me
estiman porque mi pelo
mantiene limpios los conductos,
incesantemente
corro por los tubos y nada
me gusta más que pasar
de piso en piso resbalando
por los caños. A veces
saco una pata por la canilla
y la muchacha del tercero
grita que se ha quemado,
o gruño a la altura
del horno del segundo y la
cocinera Guillermina se
queja de que el aire tira
mal. De noche ando callado
y es cuando más ligero
ando, me asomo al techo
por la chimenea para ver
si la luna baila arriba, y
me dejo resbalar como el
viento hasta las calderas
del sótano. Y en verano
nado de noche en la cisterna
picoteada de estrellas,
me lavo la
cara primero con una
mano, después con la
otra, después con las
dos juntas, y eso me produce
una grandísima
alegría. Entonces resbalo
por todos los caños
de la casa, gruñendo
contento, y los matrimonios
se agitan en sus
camas y deploran la instalación
de las tuberías.
Algunos encienden la
luz y escriben un papelito
para acordarse de
protestar cuando vean
al portero. Yo busco la
canilla que siempre
queda abierta en algún
piso; por allí saco la
nariz y miro la oscuridad
de las habitaciones
donde viven esos seres
que no pueden andar
por los caños, y les
tengo algo de lástima al
verlos tan torpes y
grandes, al oír cómo
roncan y sueñan en voz
alta, y están tan solos.
Cuando de mañana se
lavan la cara, les acaricio
las mejillas, les lamo
la nariz y me voy, vagamente
seguro de haber
hecho bien.

Julio Cortázar
Discurso del Oso